Dormir es lo más fácil del
mundo: sólo hay que cerrar los ojos, y se cierra el día. Cerrar los ojos, nada
más. En tiempos normales de soles y lunas, dormir es tan irresistible como
estar vivo. Como respirar.
Pero existen tiempos en
los que todo cambia, y lo que era ya no es más. En tiempos como esos, cerrar
los ojos puede ser el final: cierras los ojos y se cierra el mundo, o te traga
el abismo. Para siempre.
Lo que se acaba es el
tiempo; lo que llega, la oscuridad.
El Entintador lo sabe
mejor que nadie, lo sabe cada vez. Y también lo sabe ella, la que sueña. Pero
todavía no ha encontrado el sueño que se lo cuente. Cuando lo haga, habrá
llegado el momento.
El Rey de la Lluvia hace rato que llegó.
El Rey de la Lluvia hace rato que llegó.
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